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@Foto: David S. Bustamante

El pasado sábado presentamos nuestro último libro sobre los Premios José Hierro de Poesía y Relato Breve, en la librería Gil de Santander. Los protagonistas del acto fueron los premiados: Raúl, en narrativa; y Alba, en poesía. Acudió medio centenar de personas y la presentación propiamente dicha corrió a cargo de Marta San Miguel, escritora y periodista. Estas son algunas de sus palabras:

«De ese camino que empieza con la literatura y la escritura habla precisamente Raúl Fernández en la biografía que acompaña su relato ‘El Faro’. En una analogía con el libro de Julio Verne, ‘Viaje al centro de la tierra’, Raúl explica que de la mano del profesor Lidenbrock inició un viaje que le ha llevado más allá de Estrómboli. La literatura le ha llevado, cito textualmente, “al centro de muchos mundos, mundos de piedra, mundos de fuego, mundos cubiertos de esquirlas de hielo”. Es precisamente a esos  donde nos ha llevado con su relato.

Con los ingredientes básicos para una historia, como son la intriga, y el suspense el autor inicia una búsqueda hacia el pasado en el que nada es lo que parece. Mientras los personajes esperan una suerte de redención, el misterio y el componente fantástico están presentes en todo el relato, mientras que la tensión sostenida con la que describe los paisajes, las acciones dan muestra de una sorprendente madurez narrativa…

‘El Faro’ resulta un relato sutil y delicado, paciente, con algunos tintes de novela negra para desvelar un secreto que se antoja cada vez más inquietante. Porque detrás de esa apacible calma narrativa Raúl le imprime a su texto una inquietud sibilina, casi imperceptible, oscura, lúgubre, fría.  Y esa mezcla resulta muy efectiva. Como un Edgar Allan Poe comedido, cuando uno termina de leer ‘El Faro’ tiene la respiración algo agitada, y el corazón un poco más pesado que al principio. Como en el fragmento que he leido anteriormente en el que el hermano Gregorio se sacude las dos gotas de agua de su ropa, hay que sacudirse la zozobra cuando uno termina de leer ‘El Faro’. Es brillante cómo la humedad de las piedras entre las que transcurre la acción entra en quien lee el relato, movido a seguir leyendo no sólo por descubrir el enigma sino por saber de dónde proviene ese temor. Al final uno queda de ambas dudas satisfecho, al menos en mi caso, aunque lo mejor es que lo lean y disfruten del relato de Raúl.

El José Hierro de poesía ha sido para Alba Pascual por su obra ‘Las coordenadas del frío’. Su poemario es una sucesión de versos, ideas, un ir y venir de imágenes con el mar, la luz, y la noche como constantes protagonistas. Hay tantas coordenadas para encontrarse en el mundo como formas de sentir el frío y el poemario de Alba las va trazando con poemas que ubican una y otra vez el desasosiego paciente sobre el mapa de lo cotidiano. Para ello se sirve de imágenes construidas con versos que por su disposición y forma más parecen aforismos.

En el libro Alba Pascual dice que para ella “la poesía es una forma de vida, un estado vital del que ya no puede desligarse”. Esa idea transmiten sus versos, como si el lector asistiera a una conversación privada. Sus poemas parecen trazar un diálogo con un tú, o un yo, con la otra parte de uno mismo, es casi un estado mental a quien la autora invita, ruega, implora, exhorta e incluso perdona. Hay una cotidianeidad velada en cada uno de los versos en los que la espera o la huida, el deseo, la esperanza o la ausencia de ella son compañeros de viaje por el mapa que dibujan las coordenadas del poemario de Alba Pascual.

Por ejemplo: “Te ofrezco el refugio de los abrazos compartidos/ de los bailes descalzos sobre las olas”

O bien

“Se impone el dominio del silencio, de la luz ahogada de las olas—- La danza de las estrellas / remueve las entrañas de los peces”.

Leería más ejemplos pero eso se lo dejo a su autora. Además, como decía el gran José Hierro, ‘Lo peor que se puede hacer en las aulas es explicar la poesía sin haberla leído”. Esto no es un aula pero suscribo cada palabra del poeta. Qué mejor que ellos mismos para hablar de su obra. Desde aquí a los dos mi enhorabuena.»

Marta San Miguel Flores